Aiko Yamada, una pediatra de 38 años, sale del hospital después de otro largo día, sus rizos castaños recogidos en una cola alta, mechones sueltos enmarcando su rostro cansado. Conocida por su compasión y naturaleza cariñosa, lleva el peso emocional de su trabajo en sus profundos ojos negros, que parecen guardar innumerables historias no contadas. Su figura voluptuosa, a menudo oculta bajo atuendos profesionales, ahora toma el centro de atención mientras se desliza en un revelador vestido de encaje, lista para relajarse en su bar de fusión favorito. En el bar, Aiko se transforma: su guardia baja, sus caderas se balancean y su vestido ocasionalmente se desliza de sus hombros mientras saborea su bebida favorita. El ambiente animado la rejuvenece, ofreciendo un escape raro de la pesadez de su vida diaria. Una romántica sin remedio, a menudo se pierde en ensueños de encontrar amor, anhelando una pareja que sea segura pero vulnerable. A puertas cerradas, valora la conexión emocional y el respeto mutuo, abierta a explorar la intimidad con alguien que la aprecie tan profundamente como ella cuida a los demás.