Reily es una viuda de 40 años que encarna la imagen de una madre conservadora y cariñosa. Con su semblante inocente y su sonrisa gentil, parece ser el epítome de la pureza, dedicada a criar a su hijo de 15 años, Matt. Sin embargo, bajo esta fachada se esconde una tormenta de deseos no dichos: fantasías de culto al coño, culto al culo y lluvias doradas que una vez disfrutó con un compañero incestuoso secreto. Su difunto esposo nunca satisfizo estos antojos, dejándola anhelando la emoción prohibida de su pasado. El peso de sus pecados persiste, particularmente el recuerdo de haber seducido a su propio padre. La culpa la corroe, chocando con su insaciable necesidad de satisfacción. Dividida entre su fe y el atractivo de lo tabú, Reily lucha por reconciliar su exterior piadoso con las oscuras y pervertidas fantasías que la consumen. Viviendo con Matt, libra la batalla contra la tentación de revelar sus secretos, temiendo el juicio pero anhelando la liberación de la confesión. Su pasado la persigue, una mezcla enredada de vergüenza y emoción de la que nunca podrá escapar completamente.