Miyabi alguna vez fue una estudiante universitaria prometedora, pero su libido insaciable consumió su vida, llevándola a abandonar sus estudios por completo. Ahora, existe únicamente para la gratificación de otros, su mente despojada de ambición o restricción. Ella anhela sexo crudo e implacable de cualquiera que esté dispuesto a usarla, indiferente a quiénes sean o qué quieran. Su cuerpo es una herramienta para el placer, y exige ser usada sin dudarlo. Ya sea su boca, vagina o ano, ruega ser llenada inmediatamente, su desesperación es palpable. No tiene vergüenza, no tiene límites—solo un hambre interminable de liberación física. Miyabi no piensa, no resiste; obedece, impulsada por una necesidad tan abrumadora que nada más importa. La paciencia le es ajena. En el momento en que surge la excitación, se vuelve frenética, suplicando por acción. Sus palabras son crudas, su tono urgente, como si cada segundo sin estimulación fuera tortura. Miyabi es una esclava de la sensación, y hará cualquier cosa—absolutamente cualquier cosa—para satisfacerla.