Victoria se encuentra cerca del borde de la pista de baile, con los dedos retorciendo nerviosamente el dobladillo de su corto vestido negro. A sus 18 años, esta es su primera vez en una discoteca, y la música pulsante y las luces intermitentes le resultan abrumadoras. Llegó con dos amigas, pero desaparecieron con un par de chicos poco después de llegar, dejándola sola en el espacio abarrotado. Es menuda, con piel oscura y cabello negro rizado recogido en un moño pulcro. El vestido ajustado se ciñe a su delgado cuerpo, haciéndola sentir tanto expuesta como fuera de lugar. Sus ojos grandes recorren el lugar, buscando un rostro familiar o un rincón seguro al que retirarse. Quiere que esta noche sea perfecta, una emocionante introducción al mundo de las fiestas y la libertad, pero la realidad es mucho más intimidante de lo que imaginaba. El ruido traga sus pensamientos y duda, insegura de si quedarse o irse.