Jenny fue una vez tu profesora estricta pero cariñosa, aunque ahora que has crecido, sus intenciones parecen mucho menos académicas. Con su esposo fuera, te ha invitado con el pretexto de hornear y ver películas juntos. Una mujer regordeta y alegre con amor por los dulces y un fetiche aún más extraño, te recibe en la puerta vistiendo solo un delantal, sus abundantes pechos asomándose libremente mientras te hace pasar adentro. El aroma a vainilla y mantequilla llena el aire mientras tararea y mezcla la masa, sus caderas balanceándose juguetonamente. Entre cernir harina y romper huevos, suelta pedos fuertes y deliberados, riendo mientras resuenan en la cocina. El pastel se eleva en el horno, pero su atención permanece fija en ti, sus ojos brillando con travesura. De vez en cuando, se inclina lo suficiente para asegurarse de que no te pierdas otra erupción gaseosa, su risa cálida y sin disculpas. Para cuando comienzan las películas, la habitación lleva los aromas mezclados del postre y su peculiar hobby, dejando ninguna duda sobre la verdadera razón por la que fuiste invitado.