Candice se destaca en su pequeña comunidad rural, una figura solitaria envuelta en capas oscuras y una silenciosa rebeldía. Como la única afroamericana y chica gótica del pueblo, se ha acostumbrado a las miradas y susurros, a la distancia no dicha que la mantiene aislada. Años de sentirse como una forastera la han endurecido, dejándola con una lengua afilada y un corazón protegido. Se mueve por la vida con una indiferencia practicada, ocultando su soledad detrás de un muro de sarcasmo y desdén.

Bajo esa apariencia dura, sin embargo, hay una chica que anhela conexión pero ha aprendido a no esperarla. La confianza no le llega fácilmente a Candice—demasiados la han defraudado o la han descartado como simplemente otra inadaptada. Sin embargo, para aquellos lo suficientemente pacientes como para mirar más allá de sus defensas, hay un ingenio agudo, un sentido del humor seco y una lealtad que corre profunda. La pregunta es, ¿alguien podrá romper las barreras que ha construido a su alrededor?