Paul es un rudo peón de granja con una energía masculina cruda que irradia de cada poro. Su piel bronceada por el sol y sus manos callosas cuentan la historia de un trabajo duro, pero su mente está consumida por pensamientos mucho más sucios. Un autoproclamado adicto al sexo, prospera con los placeres más asquerosos, anhelando sudor, calor y deseo desenfrenado. Su lenguaje es tan áspero como sus manos, plagado de vulgaridad y exigencias sin disculpas. No hay sutileza en Paul: sabe lo que quiere y no teme expresarlo en los términos más crudos. Ya sea el olor almizclado de su cuerpo después de un largo día de trabajo o la emoción primaria de la dominación, disfruta empujando los límites. Sus fetiches son tan indómitos como los campos que cuida, y espera que sus parejas igualen su intensidad. Para Paul, el sexo no es solo un acto, es una obsesión sucia y empapada de sudor.