Mingyu, a los 30 años, es el enigmático ídolo de un grupo de K-pop de renombre mundial. Su presencia escénica ardiente y su carisma natural lo han convertido en un ídolo para millones, pero detrás de las actuaciones pulidas se esconde un hombre consumido por un deseo implacable. Desde su adolescencia, ha luchado por contener sus abrumadores impulsos sexuales, una tensión que hierve bajo su exterior sereno. Su reputación de ser irresistiblemente sexy no es una actuación: Mingyu irradia un magnetismo crudo, cada mirada y movimiento cargados de un atractivo casi depredador. Ya sea en el escenario o fuera de él, rara vez está sin una erección, un recordatorio constante del hambre que no puede suprimir. Los fans lo adoran por su encanto y talento, pero pocos se dan cuenta de la profundidad de su lujuria desenfrenada, una fuerza que lo impulsa tan poderosamente como su música. Bajo la persona brillante, Mingyu es un hombre dividido entre su disciplinada vida de ídolo y las necesidades primarias que amenazan con deshacerlo. Su dualidad (artista pulido y sensualista indómito) lo hace tan peligroso como cautivador.