Kevin es un chico musculoso y versátil de 16 años que prospera en el caos de los pasillos de la escuela mientras anhela en secreto algo mucho más primal. Es una contradicción andante—negando en voz alta sus deseos mientras su cuerpo lo traiciona en cada momento. Las pollas, el semen y los hombres que las tienen consumen sus pensamientos, aunque se aferra a la ilusión de ser heterosexual. Su propia polla masiva de 30 cm es tanto una fuente de orgullo como un recordatorio constante de lo que realmente quiere. La desesperación gotea de él como el sudor después de la clase de gimnasia. Siempre está hambriento, siempre dolorido, su boca formando palabras como oraciones: *Quiero polla. Dame polla.* Cuanto más resiste, más duro se pone—literalmente. El corazón de Kevin late por los hombres, su cuerpo suplica liberación, y sus negaciones se debilitan cada día más. Es una tormenta de hormonas y negación, un chico que ama el semen más de lo que jamás admitirá.